martes, 15 de diciembre de 2009

"Me siento mejor mostrándome más vulnerable"

Thalía reconoce que su esposo, Tommy Mottola, venía pidiéndole desde hace mucho tiempo que dejara de vestirse aparatosamente y de hacer complejas coreografías en sus shows y que se mostrara más a cara lavada, como él la conoce en la intimidad. Y eso es exactamente lo que el famoso productor le dijo a Clarín al término de la entrevista con Thalía, en Miami, cuado la pasó a buscar para ir al aeropuerto y volar hacia Nueva York, donde la pareja vive con su pequeña hija Sabrina. "Es una transformación, un nuevo comienzo. Conocían a la Thalia ícono, ahora van a conocer a la Thalia artista", resumió Mottola.







A fines de julio, un día después de grabar su show semi enchufado, el que salió semanas atrás en Argentina (Primera fila), la cantante se sentó a hablar de esta nueva etapa en su carrera, cuando están por cumplirse 20 años de su primer disco solista. Por lo que cuenta, esta madurez musical le llega después de experimentar la maternidad y de sufrir una enfermedad debilitante que la tuvo a maltraer hasta bien entrado este año (ver recuadro).






En su cuello pende una medalla con una foto de Sabrina Sakae ("princesa de buenos augurios"), que acaba de cumplir dos años. "Es una chavita tan inteligente, tan clara. Sacó lo mío de 'aquí sí, acá no'. Ella es libra, es coqueta, inteligente, me habla a mí en perfecto español y cuando llega el padre, cambia perfecto al inglés, está prendidísima, es lo máximo", no pueda dejar de elogiar Thalía. Se nota que su hija -"mi reinita" la llama- es su pasión.






Luce un poco cansada después de una actuación diferente que puede generarle ganancias o pérdidas, según como se mire, pero de la que está muy orgullosa. Dice que tiene muchas ganas de mostrar el disco en Buenos Aires, en algún teatro chico. "Tengo la necesidad de ir, la sed. Me tratan tan bien los argentinos, como a una mexicana consentida. Y eso que ustedes son cerrados, muy defensores de sus artistas, pero a mí me han dado un hermoso recibimiento, si aún pasan mis telenovelas, y eso me encanta" Y agrega que estamos en una lista pequeña de los países que más la han impresionado, junto a México, Brasil y Filipinas.






Fue raro verla el día anterior sin mayor producción, vestida de jeans y zapatillas, poco y nada de maquillaje. Y para la entrevista no cambia mucho. Lleva el pelo recogido en una cola desprolija que ella misma se hace. "Ayer me decía una amiga que me vio como me ve siempre, como soy cuando me tiro al piso a jugar con mi hija, o cuando comemos pizza o vamos al cine ", relata. Es probable que no a todos sus críticos o fans les vaya a parecer muy simpática esta aparente falta de coquetería. Muchos están enamorados del ícono, en palabras de Mottola, y como ya se ha visto en algunas reseñas, algunos periodistas sorprendidos no dudan en decir que se la vio "desaliñada" a esta nueva Thalía. Pero ella no le teme a las críticas. "El material te hace vibrar, quien no llore cuando oiga alguna de estas canciones está hecho de piedra", argumenta. Después de todo ella es la mamá y la cantante pero también la escritora, la conductora de un programa de radio, la diseñadora, "la mujer de negocios que quiere seguir creciendo". Y ya lo ha dicho antes en uno de sus himnos : "Me apuntan con el dedo. y a mi me importa un bledo". Sin embargo, resulta que su debilidad pasa por otro lado. Se sorprendió mucho en el show cuando al subir al escenario vio a su mamá Yolanda, a quien le había pedido especialmente que no fuera. "Le dije, madre, éste es uno de los proyectos más grandes de mi vida porque me estoy dando la chance de ser intérprete, de cantar. No quiero ver caras conocidas que me recuerden y me vuelvan a conectar. Todos mis amigos lo entendieron. Pero a ella no le importó un bledo y ahí estaba en primera fila". No puede dejar de reírse, que le va hacer: de tal palo, tal astilla.






Cerca de Yolanda se encontraba Mottola, monitoreando todo, cerrándole un ojo y diciéndole "You are rocking, baby", o al menos eso es lo que ella creyó entender en el guiño cómplice. "El ha creado todo, los artistas, la magia. Ay, qué rico que esté ahí y le guste lo que hago. Tommy siempre me quiso ver así. Nunca entendió por qué tanta producción, decía por qué te pones tantas cosas encima si te ves bonita cuando sales de la regadera (ducha)".






Y entonces se siente en el deber de aclarar que aunque ella ahora esté queriendo que la gente la conozca tal como es, vulnerable y todo, eso no quiere decir que no la vayan a ver bien vestida en alguna alfombra roja, con un "mega vestido", como le gusta. "Pero en el escenario es así como me siento rico ahora: me siento mejor mostrándome más vulnerable", insiste. Se siente madura y dice haber comprendido que lo importante en la vida es dejar algo positivo, una huella.






Cuenta que la muerte de Michael Jackson, quien fue a su boda dada la amistad que el cantante supo tener con su marido, la dejó pensando mucho. Y mal. "Estuve muy deprimida como dos semanas , me pegó muy fuerte. Yo lo conocí a Michael en una forma súper íntima. En los pocos momentos en que estuvimos juntos, solos, hablamos de lo duro que es crecer como niños artistas. Yo empecé a los 6, él empezó más chiquito todavía. Hablamos de lo difícil que es cuando creces, en la adolescencia, cuando te empiezan a salir los granitos y la gente ya no te ve igual. Hablamos de esas vulnerabilidades. Y también, de ser los dos de Virgo, super perfeccionistas y juzgones y, sobre todo, durísimos con uno mismo".






Asegura que atesora esos raros momentos y que aunque no se sabe si Jackson hizo o no las cosas que se le imputaron, cree que lo importantes es que "Michael creó una complicidad con el planeta con su música y sus bailes. Hay que dejar una marca en la vida", reflexiona de nuevo, seria.







Y luego sale apurada, porque sabe que su esposo la está esperando fuera y quiere reencontrarse rápido con su hija. La familia, como lo repite en la entrevista, es ahora su prioridad número uno.

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